La palabra "abogado" proviene de la voz advocatus, formada por la partícula ad y el participio uocatus, que es a su vez contracción de la frase: ad auxilium vocatus, o sea: "llamado para auxiliar"; por cuanto entre los romanos, para los negocios que requerían conocimientos de leyes, cada cual llamaba en su socorro a quienes hacían un estudio particular del derecho.

Todo ello se corresponde, con bastante aproximación, con el concepto actual del "abogado", profesional al que se ocurre en procura de consejo o asesoramiento, jurídico o legal, en materia negocial, y también de "ayuda" o de

Se ocurre en procura de consejo o asesoramiento, jurídico o legal, en materia negocial, y también de "ayuda" o de defensa" para las contiendas judiciales en las que se debatan intereses de la parte requirente

En rigor, en Roma ya existía una diferenciación entre los "abogados" o causidicus, que eran los oradores encargados de las defensas judiciales; y los "jurisconsultos", figuras centrales según Cicerón, quienes se desempeñaban propiamente como "consultores", y eran los hombres de confianza de la familia, sin cuyo "consejo nada se concluía ni determinaba", de mayor renombre cuanto más grande fuese el número de sus consultantes, ya que precisamente tales consultas evacuadas iban conformando el iure consultas.

Y similar distingo se advierte hoy en día, al punto que se ha señalado por Bielsa que:

"El jurista y el abogado actúan en terrenos y en momentos algo distintos. El jurista actúa en la forma de consulta y dictamen, en la obra, en la cátedra, etc. El abogado actúa en el tribunal y en su bufete o estudio..."; aunque agrega a continuación, que: "con todo, la división de actividades no es absoluta, porque el jurista también suele defender y patrocinar, y, a su vez, el abogado puede dar dictámenes y construir soluciones jurídicas como lo haría el mejor dogmático...; pero no es ése el dominio natural de su actividad y de su función"

Pero sin embargo, a los "oradores" o abogados se los tenia en Roma en casi tanta estima como a los "jurisconsultos". Y se los honraba con el título de "patrones". O sea que su momento también se conoció y nombró a los abogados como patronus, lo que según Cicerón significa tanto como "protector", y de cuya voz se deriva la expresión actual de letrados "patrocinantés". Y también como "defensores", ya que ha sido y es su misión, la de defender a quienes intervienen en procesos judiciales; e igualmente como "oradores", dado que era a través de la oratoria que los mismos desplegaban toda la fuerza de rus conocimientos y de su elocuencia en el juicio oral, en favor de sus clientes.

PUBLICADO POR: FRANCISCO PORTILLO
Estudiante de la Facultad de Ciencias Jurídicas en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Me encanta el Derecho y mi objetivo es servir con excelencia a mi país y mis Semejantes.

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